Articulo de Opinión
Por: Yolanda Mateo Urbano
A propósito de que el mundo se encuentra en un aislamiento temporal por una pandemia que comenzó en el continente Asiático y se expandió mundialmente. Hecho que pone a la sociedad en estado de emergencia, situación que está desprendiendo la pobreza extrema de los sectores más vulnerables del país.
Esta preocupación corresponde al desprendimiento de un virus letal que comenzó afectar al estatus social más alto y se desprendió hasta los más bajo, dejándolos inquietos por su estado de salud. Sim embargo parece una película misteriosa titulada, Coronavirus (COVID-19) enfermedad que ha puesto al dominicano a quedarse en sus viviendas y por el momento, dejar a un lado sus fuentes de ingresos por órdenes del presidente de la República.
El Covid-19 está haciendo sonar todas las alarmas. A medida que pasa el tiempo de la cuarentena impuesta por el Gobierno para frenar la expansión de la nueva pandemia en el país, también aumenta el número de apresados por violar el toque de queda y cada día circulan más videos en las redes sociales de grupos de personas conviviendo en lugares públicos sin tomar en cuenta la precaución de la distancia prudente para evitar el contagio de la enfermedad.
No obstante, no se puede dejar a un lado lo que están viviendo un sin número de personas que están cansado de esta situación que es peor que una guerra mundial. No se puede dejar de mencionar la soledad en tiempos de coronavirus, la más solitaria cuando ella misma nos da la espalda.
Son tiempos de histeria colectiva, que perdidos en ella andamos y se nos olvida mirar a la parte más débil y vulnerable nuestros mayores aquellos y que un día nos dieron la vida y necesitan de nuestra atención, de nuestros amor y más que nunca. Por eso la mejor medida que podemos implementar es cumpliendo las prevenciones que impuso el gobierno y esperar con calma, que no nos mate ni el hambre ni el covid-19.
