¿Vencerá Trump o Joe Biden?
Por: Rolando Morales.
Al cierre de los debates entre Donald Trump y Joe Biden, solo faltaría saber cuál de los dos pudo haber convencido al electorado estadounidense para que se produzca la permanencia- (caso de Trump) o la virtual llegada del candidato demócrata a la Casa Blanca.
En honor a la verdad y conforme a otros eventos similares guardando la distancia y la realidad contextual del momento, lo cierto es, que al menos el último debate careció de profundidad en cuanto a dominio y manejo de los temas planteados.
Los postulantes solo se limitaron a reiterar lo que ya se sabía, sin que pudieran presentar ningún tipo de propuesta que resultare novedosa y convincente para el pueblo norteamericano.
Difícil el que vuelvan patriarcas de la estirpe de un Richard Nixon cuando supo defender sus ideas frente al discurso inigualable de un John F. Kennedy o lo propio cuando se produjo aquel emblemático debate entre John Maclean y Barak Obama, solo para ilustrar con esos dos casos para no adentrarme con otros que por su particular estilo y profundidad, también enaltecen lo que es el pensamiento político de los Estados Unidos.
El grado de involución se hizo tan evidente, que en lugar de posiciones doctrinarias generadoras de cambios, aquello parecía un evento típicamente referido a un reality show, que solamente se concibe en el orden de la sociedad del espectáculo.
Al carecerse del refinamiento que acarrea lo que es la práctica para una verdadera acción dialogada cual caracterizó al legendario estadista Thomas Jefferson, no cabe dudas que con candidatos como los actuales, que apenas salen al ruedo empujados por ambiciosos intereses de mercado y no necesariamente para saber sortear con esa extrañísima particularidad que entraña el arte de la política, que en su condición de ciencia tiene que ser estudiada observando el perfil, naturaleza y esencia con que se describen los criterios en términos metodológicos y disciplinar.
Sorprende que para los fines del coronavirus, solo se quedaran en unos tópicos rudimentariamente pedestres y totalmente disgregados en lo que se refiere a posibles fórmulas científicas para poder conjurar el problema.
Lo propio puede decirse con relación al impacto económico que se desprende del covid-19, donde se esperaba que en razón de la fallida política de Trump para poder encarar con cierto éxito el problema, el señor Biden bien pudo pontificar para saber en torno a la especificidad de sus planes y de cuantas medidas entendieran pertinentes para poder revertir ese enorme cuadro que en términos de insalubridad hoy mantiene aterrada a la sociedad más poderosa del mundo.
Al introducirse para abordar el pernicioso tema racial, solo a un personaje propio de las narraciones truculentas como Trump, podría ocurrírsele comparar su accionar que es netamente xenófobo con relación a una figura paradigmática como lo es Abraham Lincoln en su condición de líder por excelencia que luchó hasta desvanecérsele los sesos en contra de la esclavitud de los negros.
Todavía ese mismo atropello que se produce a diario en contra de los negros, tal parece que por la insignificante postura de los candidatos, es un asunto que por lo pronto no se le vislumbra una salida que pueda dar al traste con lo que es el respeto y la felicidad de ese importante sector norteamericano.
Tan absurdo fue el melodrama que nos presentaron estos señores, que tampoco se mostraron interesados para resolver lo que es el golpeo sistemático con que son tratados los inmigrantes- generalmente aquellos que pertenecen a la comunidad hispanoparlante y en menor medida a otros que son provenientes de otros países y que tienen iguales derechos en cuanto a poder elegir el país o la sociedad que le ofrezca un destino más promisorio.
Dentro de ese mismo candelero, parecería increíble el que tampoco se abordara de una manera clara y lo suficientemente convincente, para poder entender que nuevo rumbo podría tomar la sociedad norteamericana en lo que se refiere a su política exterior.
Todo el mundo sabe el costo enorme que ha representado para Estados Unidos, lo que es el mantenimiento de una relación tirante con China- que de acuerdo a expertos, esa situación ha conducido a la perdida de cuantiosos recursos en el orden de la industria manufacturera y lo peor, cuando aún persiste el mismo enredo con Irán por aquello de las armas nucleares y otras situaciones conflictivas que son el principal foco de atención y que se mantienen muy latentes en lo que concierne a ese mismo encuadramiento del medio oriente.
Con ese mismo desenfado de quienes pretenden salir sin ningún tipo de propuesta, la cuestión de la inseguridad y el importante sector de medio ambiente, tampoco fueron tratados con el carácter y la profundidad que demandan las actuales circunstancias en un mundo cada vez afectado por el calentamiento global y el cambio climático y en donde bien pudieron definir o al menos que presentarle algún tipo de garantía al electorado norteamericano para poder evitar que acontecimientos tan desafortunados como el de las torres gemelas, no vuelva a repetirse.
El proceso político que se está viviendo en los Estados Unidos, es un asunto sumamente complejo, porque recuérdese lo que pasó con Hilary Clinton en el 2016, que aun sabiéndose que sacó la mayoría del voto popular, no pudo ganarle a Trump, en razón de que lo fundamental en ese escenario, son la cantidad de colegios electorales, situación que bien pudiera servir de referente para que sepamos que si bien Bide mantiene la mayoría en cuanto a la intención del voto, ello no necesariamente se traduce con relación a los colegios electorales.
El nuevo ingrediente que implica el llamado voto por correo electrónico- que ha sido bastante objetado por el propio Trump, podría generar un gravísimo problema en el caso de que Biden pueda superar al candidato republicano con un estrecho margen, que sería el gran detonante para que se produzca el rechazo y la consabida impugnación al proceso eleccionario y eso, sería lo peor.
Los Estados Unidos al margen de que ganare Trump o Biden y por razones de condicionantes biológicas, pueda que estén compelidos en el caso básicamente de los demócratas, de que una mujer como Kamala Harris, asuma por primera vez lo que es el solio presidencial de esa poderosa nación.
Todo parece indicar por la inconsistencia del candidato demócrata en su última intervención, de que el paradigmático e indescifrable Trump, vuelva a salirse con la suya en medio de unas elecciones caracterizadas por la presencia de un enemigo misterioso que mantiene al punto del colapso a la nación más poderosa del mundo en lo que a materia de insalubridad se refiere.
Esperemos la consulta electoral del 3 de noviembre.
Fecha 26 de octubre del 2020