Cada semana, una mujer es asesinada. No por accidente. No por amor. Por machismo. Por control. Por un sistema que la desamparó.

Editorial:
Por: Patria Heredia

Nos enfrentamos a una masacre silenciosa disfrazada de “crimen pasional”, cuando en realidad se trata de violencia patriarcal normalizada. Los feminicidios no son hechos aislados: son el resultado de una justicia que ignora denuncias, de autoridades que actúan tarde, y de un Estado que sigue fallando.

Se crean mesas, se anuncian campañas, pero las mujeres siguen muriendo. ¿Cuántas más deben morir para que el gobierno entienda que esto es una emergencia nacional?

El discurso oficial no basta. Necesitamos refugios, protección efectiva, educación con enfoque de género, y leyes que se apliquen con firmeza. Pero, sobre todo, necesitamos voluntad política real y una sociedad que deje de justificar al agresor y culpar a la víctima.

Esto no es una moda. Es una guerra contra las mujeres. Y si seguimos callando, somos cómplices.

El caso más reciente es la Dominicana Maireni Tiburcio Heredia, asesinada por su Ex-Pareja Tizony Mahoney en Saint Thomas isla Vírgenes de los Estados Unidos, lo cuál la autoridades pretenden darle Libertad bajo fianza, la mism Libertad que le asignaron a este asesino, lo cuál aprovecho para masacrar a está joven mujer y madre de familia.

 

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