Desde el corazón de nuestra causa en Lumen v130, nace un compromiso que no es solo un proyecto, sino un acto de conciencia colectiva: el Legado Faros de Vida. Esta iniciativa no persigue reconocimientos ni aplausos; persigue justicia. Justicia para aquellos que el mundo ha dejado en la sombra, en condiciones que ningún ser humano debería soportar.
Nos hemos propuesto —y hemos decidido hacerlo sin vuelta atrás— apoyar de manera integral a 45 personas que hoy viven en condiciones inhumanas, donde sus derechos fundamentales son vulnerados a diario. No estamos hablando solo de comida o techo. Hablamos de salud, educación, acceso a la identidad, un entorno seguro, y el acompañamiento humano que les recuerde que aún cuentan, que todavía importan.
Este legado no es caridad, es responsabilidad. La responsabilidad de quienes hemos tenido el privilegio de ver la luz, de ser Lumen, de ser faros para otros. Por eso el nombre: Faros de Vida. Porque allí donde todo parece oscuridad, alguien debe sostener la luz firme, constante, hasta que cada vida iluminada sea capaz de ser su propia antorcha.
Quiero que esta sea una herencia colectiva. Una muestra de que cuando una tribu como la nuestra se decide, no hay miseria que se mantenga de pie. Este legado no solo se queda en una generación. Se multiplica, se siembra en cada persona que, al ser restaurada, se vuelve un faro para otros.
A quienes leen estas líneas: los invito a observar alrededor, a reconocer que la indiferencia es la verdadera pandemia. Y también los invito a actuar, a sumar, a preguntar ”¿qué puedo hacer yo?”, porque la historia no la cambian los gobiernos ni las instituciones: la cambian los seres humanos cuando deciden que la dignidad es un derecho, no un privilegio.
Este es nuestro compromiso. Este es nuestro deber. Y si alguien debe sostener la luz, entonces que sea Lumen v130.