FUNCIONARIOS SIN ACEITE: DESDE CHU VÁSQUEZ A NINO FÉLIZ
En la juramentación de la doctora Julia Drullard, como gobernadora de la provincia Santo Domingo, el ministro de Interior y Policía, Jesús Vásquez Martínez “Chu», llamó a los nuevos funcionarios que acompañan al presidente Luis Abinader a no permitir que los cargos se le suban a la cabeza, mantener la sencillez y no olvidar a las bases y su compromiso con la sociedad.
No he tenido la oportunidad de compartir con este político, pero mientras él hacía esta exhortación, me parecía estarse verbalizando una inquietud colectiva ante funcionarios que inmediatamente son nombrados sacan su verdadera cara de arrogantes y creídos. Sí, esta inquietud plantea el rechazo de una población a politiqueros que después que logran sus objetivos entonces ven a las bases y la ciudadanía como chusmas, impertinentes y como si les asqueara la cercanía de quienes con su trabajo le permitieron estar en las posiciones donde no quieren ser “molestados”. Porque es muy común en la administración pública que veamos con mucha tristeza como se cumple la frase: si quieres conocer a fulanito, entonces dale un carguito.
También hace apenas unos días compartía con el maestro Rafael Nino Féliz, exvicerrector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), un intelectual y académico, admirado, respetado y querido por todo el que le conoce. Él recomendaba a cualquier líder, político o funcionario a no dejarse cercar, a no perder el contacto con la gente.
Estas palabras de Nino Féliz, un trabajador incansable por el triunfo del hoy presidente Luis Abinader en diferentes escenarios de la geografía nacional, me hizo reflexionar sobre el cerco que muchas veces se crea alrededor de funcionarios de diferentes niveles, incluso ministros y hasta presidentes.
El pueblo en su sabiduría o en su forma cruda de nombrar las cosas suele llamarle a ese anillo, si se caracteriza por su ineptitud, colocadores de trabas a las bases, o de crearle una falsa burbuja al funcionario, con las denominaciones de chupamedias, lamesuelas, limpiasacos o tumbapolvos.
Pero si, por el contrario, ese equipo que rodea al incumbente son personas comprometidas, preparadas, idóneas, que contribuyen y fortalecen su desempeño y el de la institución y, además, permiten su apertura a la población a la que se debe, merecen llamarse colaboradores, en el mejor sentido de la palabra.
Pero, en fin, de las reflexiones anteriores lo que se debe destacar es que el pueblo dominicano se merece funcionarios que conozcan bien sus roles y que como tal lo desempeñen. En el mismo orden, que estos tengan siempre claro que fueron nombrados no para servirse, sino para servirle a la gente, a quienes se deben. Funcionarios que no se le suban los humos a la cabeza, ni construyan cercos a su alrededor, necesitamos funcionarios sin aceite.