Punta Catalina es punto de inflexión política
Al celebrarse el séptimo aniversario del desprendimiento del PRD que dio lugar al nacimiento del PRM – esta facción, exitosa en el campo político, pues llegó al poder en cinco años en virtud de rechazo de la opinión pública al PLD tras el escándalo del Odebrech destapado en USA en diciembre del 2016- y, sobre todo, a la división fruto de la imposición del Penco, que parió a la FP, que devino en aliada estratégica electoral del PRM, este hoy se encuentra en un punto político de inflexión geométrica.
La posposición de las elecciones municipales en el 2020, por imprevisiones de la JCE, fue una factura cara que pagó el Gobierno del PLD y generó un justificado temor a un quiebre democrático a partir del certamen electoral presidencial del mes de mayo, pospuesto ilegalmente por el órgano electoral para el 5 de julio: Estos eventos dieron una mayoría congresual y en el CNM a las fuerzas políticas contrarias al PLD que vituperado soportó 17 meses de escarnio público. Pero no obstante se mantiene como segunda fuerza, no lejos de la primera.
El nuevo Gobierno recibió a un país en medio de la Pandemia Covid 19, cerrado, con la clase media comiendo sus ahorros y los pobres recibiendo subsidio en casa, algo nunca antes visto en la historia nacional; ante este panorama pocos analistas prestaron atención a que de pronto, la República estaba ante la realidad de que no iba a ser dirigida por políticos, sino por yupis y empresarios, los primeros están enfocados en su apariencia y privilegios y los segundos, en hacer negocios, no obstante el Presidente Abinader estar entregado sanamente a sus labores bajo el control de las veleidosas redes sociales, el método, por primera vez, de comunicación horizontal elegido por la Presidencia.
El éxito en el manejo de la Pandemia, el relanzamiento de la economía, sobre todo la recuperación del turismo y, el salvamento del año escolar, es innegable y así lo reflejaron las encuestas que hace unos meses daban una aprobación de 56.9% al Presidente. Sin embargo, la Pandemia pasó a ser una costumbre dejando de ser el foco de atención y la gente volvió a los problemas del tráfico, agravado por los aumentos semanales de los combustibles, la inflación ajena a nuestra cultura, la escasez de algunos productos, el desempleo, la inseguridad y, la clase media, empezó a preocuparse por la inseguridad jurídica surgida del terror judicial que siguió a los aplausos de las persecuciones judiciales en el primer año de la Administración, conforme a la cual, imputado – inocente o culpable – ha tenido asegurada una condena previa de 18 meses.
Noviembre del pasado año indicada un leve descenso en la aprobación del Gobierno que, prisionero de la normativa de compra y contrataciones apenas había logrado continuar las obras en curso de la Administración del PLD, muchas de ellas con los presupuestos agotados y, anunciar nuevos proyectos, algunos novedosos, la mayoría bajo la figura de los fideicomisos.
El recrudecimiento de la crisis haitiana tras el magnicidio en julio del Presidente Jovenel Moise y sus efectos nefastos en este lado de la frontera dio impulso – a finales del año – a un relanzamiento del Presidente dominicano que, en ese trance, actuó con firmeza nacionalista y visión diplomática. Pero, así como las matemáticas y las ciencias naturales, tienen sus leyes, las ciencias políticas, también.
En la segunda semana de enero pasado el país conoció la aprobación a cargo de la Cámara de Diputados de una resolución que ratificaba un Contrato de Fideicomiso de la Planta de Punta Catalina dejando la responsabilidad de su manejo por 30 años – sin control – a cinco empresarios sin ninguna contraprestación y liberados de toda responsabilidad; la gente no entendió que se privatiza, ni que se vendía, sino que se regalaba su manejo por 30 años: El rechazo fue unánime.
Es evidente que con lo celoso que ha sido el Presidente con la cosa pública, que ha destituido a una Ministra por sugerir el beneficiario de una compra de RD$ 3.0 millones (USD$ 52 mil dólares), liberar de la Ley de Contrataciones compras de carbón por USD$ 1,000 millones anuales, no parece lógico y, menos aún, que las aprueben empresarios que tienen plantas generadoras privadas y, que por vía de consecuencia tienen conflictos de intereses en el negocio de energía, ésta última es una incompatibilidad obvia.
Los políticos pueden arrastrar la fama, pienso que injustamente, de corruptos, pero es innegable que el pueblo los prefiere al frente de la cosa pública: Se entrenan para eso y, cuando llegan, están controlados por la ciudadanía, tienen que renovar su mandato periódicamente y si lo hacen mal, lo pierden. El empresario viene, aparenta administrar mientras hace sus negocios y se va sin ninguna sanción política.
En el caso de Punta Catalina los políticos del PRM no defendieron el contrato; la razón es sencilla, el líder intelectual del PRM en esa área es Ramón Alburquerque y lo rechazó: Ningún dirigente se atrevió a discutirle. Lo raro es que los empresarios tampoco defendieron el contrato, en este caso porque se daba el control del 35% del mercado a competidores.
El Presidente Abinader que había respondido airado – defendiendo el contrato – desde Madrid, anunció días más tarde que solicitaría al Senado de la República que pospusiera el conocimiento del mismo y que de inmediato lo enviaría al Consejo Económico y Social –CES-, para fines de discusión y, en la misma breve alocución, informó disponer de una auditoría técnica, que pronto fue publicada y, la solicitud una financiera a la Cámara de Cuentas: Esto último sobró, lució amenaza de persecución política ante un cuestionamiento, sobre todo porque en el país nadie cree en las auditorías de la Cámara de Cuentas, ni de la Contraloría, órganos politizados con auditores ignorantes a cargo de los trabajos.
Que una auditoría financiera o forense revele irregularidades, ya no es importante, eso se presume desde hace cuatro años, es un intento de herir a un muerto político a quien la persecución puede, milagrosamente, resucitar, sobre “todo porque a pesar de todo” 18 meses después, su gestión sigue apareciendo con un 65.3% de aprobación en las encuestas.
Bastaba retirarlo, pero como no se hizo, el ruido no se ha detenido; la prensa y las redes han desnudado, día a día, otras falencias convirtiendo el fideicomiso en una mala palabra, cuando en realidad es una excelente ventana para financiar proyectos en que se requiere de capital privado y, todo, por la composición del Comité Técnico: Si hubiese estado constituido por tres miembros ex oficios, como ha sido siempre, posiblemente nadie se habría opuesto. En Punta Catalina a ciertos empresarios, el pueblo les vio el refajo y no les gustó el color.
Lo importante del caso del CFPC – que los diputados del PLD aprobaron – para este enfoque, no es lo comentado en los párrafos previos, sino los sentimientos sociales ocultos que apenas afloran dando inicio a una tendencia, pues marcan un punto de inflexión política y da apertura a una realidad distinta a la del 2020-2021: Colocan al Gobierno a la defensiva y, al PRM, una organización de estructuras noveles, en contradicción interna de cara a las elecciones, no obstante que Luis, su único candidato posible, es un buen Presidente.
Abinader, de hombre a hombre, es todavía el político más popular, aunque según la propuesta de la Dra. Ortiz Bosch no alcanzaría 50% más uno en primera vuelta, lo que confirma la realidad de las encuestas, que el PLD y la FP unidos hacen mayoría electoral: Yo habría preferido que Luís – tranquilo -completara su obra de Gobierno con dos periodos, empero para eso debe producir cambios en la conducta política de su gobierno y de su partido, no debe seguir perdiendo amigos y ganando enemigos. El CFPC fue un aviso útil de la gente.