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Titanic» ancla en Netflix después de 27 años de su estreno

Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en sus papeles de Jack Dawson y Rose DeWitt en la escena más emblemática de la película "Titanic", de James Cameron, de 1997.

El 15 de julio de 2024, Netflix agrega la icónica película «Titanic» de James Cameron a su catálogo latinoamericano, una movida que generó una ola de controversia el año pasado.

Este evento dentro de su plataforma en inglés coincidió, de manera desafortunada, con la tragedia del sumergible Titan de OceanGate, que se dirigía a explorar los restos del Titanic y sufrió una catastrófica implosión, matando a todos sus pasajeros.

La coincidencia temporal levantó una serie de críticas hacia Netflix, acusándolo de aprovecharse de la tragedia para aumentar su audiencia.

El largometraje, ambientado en el fatídico viaje inaugural del RMS Titanic en 1912, narra la historia de amor entre Jack Dawson (Leonardo DiCaprio) y Rose DeWitt Bukater (Kate Winslet), dos pasajeros de diferentes clases sociales que se enamoran a bordo del lujoso transatlántico. La trama combina romance y drama histórico, capturando la tragedia del hundimiento tras la colisión del barco con un iceberg.

La polémica se centró en la percepción pública de que Netflix estaba capitalizando un evento trágico. Comentarios en redes sociales calificaron la decisión de «asquerosa» y «despreciable«, acusando a la plataforma de streaming de insensibilidad y de priorizar sus ganancias sobre la empatía y el respeto hacia las víctimas y sus familias. Los críticos señalaban que la inclusión de «Titanic» en este momento específico parecía un intento deliberado de atraer espectadores utilizando el morbo generado por la tragedia del año pasado..

Sin embargo, Netflix defendió su decisión, afirmando que la programación de «Titanic» fue resultado de un acuerdo de licenciamiento realizado meses antes de la tragedia del Titan. Esta explicación ha sido corroborada por varias fuentes que indicaron que la vuelta de la película al catálogo no estaba relacionada con los eventos recientes, sino que era parte de una programación planificada con anterioridad.

Más allá de las críticas, hubo quienes defendieron a Netflix, argumentando que la tragedia del sumergible había renovado el interés en la historia del Titanic y que la película de Cameron, más que explotar la tragedia, ofrecía un recordatorio de las vidas y las historias conectadas con el desastre original. Algunos usuarios de redes sociales consideraron que la película podía servir para mantener viva la memoria de las tragedias del Titanic, tanto la histórica como la reciente, y fomentar una reflexión sobre las lecciones que deben aprenderse de estos eventos.

La situación también reabrió debates sobre el impacto de las plataformas de streaming y su responsabilidad social. La capacidad de estas plataformas para influir en la percepción pública y su papel en la cultura contemporánea se pone en cuestión cuando decisiones de programación aparentemente inocuas provocan reacciones tan polarizadas. En un mundo donde la inmediatez y la accesibilidad a contenido audiovisual están al alcance de todos, la forma en que se manejan las tragedias y su representación mediática se vuelve un tema de importancia ética y moral.

Además, este incidente destaca la sensibilidad del público hacia las coincidencias temporales y las percepciones de oportunismo. A medida que las plataformas de streaming continúan creciendo y expandiendo sus catálogos, deberán navegar cuidadosamente entre la oferta de contenido atractivo y la consideración de las sensibilidades del público. La programación de «Titanic» por parte de Netflix en este contexto específico sirve como un recordatorio de que, en la era digital, las percepciones públicas pueden cambiar rápidamente y las decisiones corporativas pueden tener consecuencias amplias y complejas.

La controversia alrededor de la inclusión de «Titanic» en Netflix tras la tragedia del sumergible Titan subraya la delicada relación entre el contenido de entretenimiento y los eventos actuales. Mientras que algunos ven en esta decisión un ejemplo de oportunismo insensible, otros defienden el valor de recordar y reflexionar sobre las tragedias pasadas y presentes. Lo cierto es que esta situación ha puesto de relieve la importancia de considerar cuidadosamente el contexto y las posibles interpretaciones de las decisiones de programación en el mundo del streaming.

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