Subir la tasa de interés no detiene la inflación
Subir 50 puntos básicos a la tasa de política monetaria para colocarla en la referencia de 5% por parte del Banco Central, se ha considerado una medida efectiva para golpear la inflación vía la reducción del circulante.
¿Esa es toda la verdad? Evidentemente que no.
La verdadera razón por la que la Junta Monetaria adopta esa medida es porque sabe con certeza que ese tipo de decisión de política monetaria es la tendencia de la Reserva Federal de Estados Unidos y otras potencias, y si el Banco Central se queda de brazos cruzados, el ahorro interno se convierte en dólares y busca mercados más competitivos en el extranjero.
Y eso es lo que deben admitir las autoridades, pero no decir ni suponer que con esa sola medida se va a influir a la baja la inflación que durante nueve meses del año pasado el Banco Central –y un coro afinado- decían que era “transitoria”, y en mis escritos siempre sostuve que era “constante y en ascenso” mientras no se atacaran las causas internas de las alzas de precios, porque las externas no se podían modificar sustancialmente.
Cuidando los bancos
Proteger el negocio de los bancos es una tarea esencial del Banco Central y eso está haciendo sin importar que sus decisiones impacten el crecimiento y estimulen la inflación precisamente porque dificulta la producción e induce a la importación de mercancías y materias primas, pese a que el gobierno afirma que “la inflación es importada”.
Si no suben las tasas de interés, el dinero que se va a ahorrar busca mercados más competitivos, pero a su vez, al subir los costos de financiamiento para la producción, se afecta el crecimiento y aumentan los precios internos.
Como mis escritos no son de academia ni van dirigidos a académicos ni a políticos profesionales, sino a personas de a pie, agroproductores, jefes de hogar, jóvenes y seres con sensibilidad, prefiero poner con ejemplos prácticos lo que otros exponen muy conceptualmente para “marear” a los incautos.
No reduce inflación
Nos quieren vender que es necesario limitar el circulante para que bajen los precios. Eso funcionaría perfectamente en un economía donde el exceso de circulante fuera directo a estimular la producción, pero ese no es el caso dominicano de ninguna manera.
¿A qué se dedicó el grueso de los financiamientos bancarios otorgados por las facilidades aprobadas por el Banco Central el año pasado?
¿Fue a producir alimentos, mejorar la infraestructura vial, construir viviendas, planteles escolares, acueductos, medios de transporte, generación eléctrica, dignificar el sistema carcelario, crear una flota pesquera nacional o proyectos modelos de cría de ganado?
¡Nada de eso! El mayor porcentaje de ese dineral fue para comprar vehículos para transporte particular, preferentemente jeepetas y autos modernos, mejorar o adquirir apartamentos, cambiar muebles y equipos tecnológicos para uso individual.
¿Son esos bienes de producción nacional? No. Con excepción de los apartamentos que se construyen con materia prima del país y mano de obra haitiana, todo lo demás es importado.
Si a eso se agrega que el gobierno no invirtió ni siquiera el 60 por ciento de lo que presupuestó el año pasado para gastos de capital (obras), perdiendo una oportunidad asombrosa de crear empleos y dinamizar el comercio interno, nos daremos cuenta que el “boom” financiero pasado no se aprovechó para producir ni para crear empleos como debió ser, sino para ampliar las importaciones.
Dualidad terrible
De manera que la economía dominicana tiene una terrible dualidad: cuando hay expansión del crédito flexibilizado por la política monetaria, el dinero se va a comprar bienes importados. Cuando hay que restringir el circulante para que el ahorro no salga del país y suben las tasas, el costo del dinero afecta muy fuertemente a los productores nacionales.
Si una industria que produce aceite comestible con financiamiento bancario tiene que pagar más altas tasas de interés, ¿tiene alguna forma de vender el producto más barato porque la gente en la calle tiene menos dinero para comprarlo? Es absurdo.
Resultados esperables
Los resultados netos de subir la tasa de interés de referencia serán tres: protección del sistema bancario, reducción importante del crecimiento del producto y continuación de la inflación.
¿Por qué la inflación no se detendrá?
La inflación continuará porque además de los factores externos como son las alzas de las materias primas clave, el taponamiento de contenedores, las dificultades que impone la pandemia del Covid, el país tiene la agropecuaria paralizada y las importaciones de alimentos suben a ritmo acelerado.
Los componentes externos de la inflación son iguales para todos los países de América Latina no productores de petróleo o extractores de minerales preciosos.
Sin embargo, en República Dominicana la inflación es mucho más alta que en Costa Rica porque mientras la producción de alimentos desciende y el campo se va a la quiebra, los costarricenses evitan depender de importaciones de bienes que pueden producir.
¿Cuál es el mago?
El burócrata dominicano o el economista más ilustrado, no tienen forma de detener la inflación encareciendo el dinero que se va a destinar a la producción y mucho menos importando bienes terminados y materias primas en mercados internacionales volátiles.
Lo ha dicho muy claramente la CEPAL: “La pandemia ha infligido un daño duradero al crecimiento de las economías en gran parte de la región, lo cual se agrava con los problemas estructurales que tiene nuestra región desde antes de la crisis, estos problemas de baja inversión, de baja productividad y de informalidad”, afirmó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva”.
Es cierto que el Banco Central ha hecho su parte para mantener la estabilidad macroeconómica y adopta medidas para evitar un grave problema al sistema bancario, pero si el equipo económico del gobierno cree que eso se traducirá en detener el factor más serio, que es la inflación, está equivocado y juega a pasar un ciclón a la orilla de un río peligroso.
Cuando la Junta Monetaria decidió facilitar el crédito bajando tasas y desencajando fondos de la banca comercial, el equipo económico del gobierno falló claramente al no propiciar que esos más de 200,000 millones de pesos fueran mayoritariamente a la producción agropecuaria, industrial, de servicios, entre otros, y permitió que se volcaran masivamente al comercio de mercancías importadas.
Ahora que la autoridad monetaria se ve obligada a subir las tasas de interés para mantener condiciones competitivas para el ahorro interno frente a las extranjeras, y que por tanto aumenta el costo del dinero para producir, falta saber si el equipo económico del gobierno tampoco hará nada para evitar un serio revés al crecimiento y a la marcha indetenible de la inflación.
La “receta” sigue invariable: Se pone a producir el campo para abastecer el mercado interno y aprovechar las grandes demandas de alimentos en todo el mundo con exportación de productos de calidad, o seguiremos con las importaciones que vienen con la inflación incluida.